El periodismo ambiental de campo en la era digital

El periodismo ambiental se ha convertido en una de las formas esenciales para comprender la relación entre el ser humano y su entorno. En un entorno tan marcado por crisis climáticas y desinformación, la función de esta forma de expresión periodística va más allá de informar: si no que busca conectar a la audiencia con la realidad ecológica que enfrentan. Sin embargo, este tipo de periodismo al igual que muchos otros ha tenido que adaptarse frente a los cambios de la era digital, adaptando sus métodos sin perder la esencia del trabajo de campo.

Según Catholic Relief Services (2025), los periodistas ambientales enfrentan limitaciones de tiempo, recursos y seguridad, así como la falta de interés de muchos medios por publicar contenidos relacionados con temas ambientales. Esto no solo dificulta hacer reportajes de investigación, sino que también reduce la cobertura de temas que requieren continuidad y profundidad, sin mencionar que son de suma importancia.

En Puerto Rico, podemos evidenciar esta práctica tras el paso del huracán María. Takahashi y Zhang (2025) encontraron que la cobertura mediática de la isla en este evento se concentró en las zonas urbanas como San Juan, dejando a comunidades rurales no tan representadas en este lado periodístico. Esto demuestra que la centralización informativa persiste durante un tiempo incluso en situaciones donde la mirada local es importante para entender el impacto real de los desastres. El periodismo de campo, en este sentido, representa una herramienta directa, justicia informativa, ya que permite dar voz a sectores menos representados que de igual o peor manera viven los efectos directos del cambio climático y los desastres naturales.

La era digital ha brindado  posibilidades nuevas y a su vez retos al periodismo ambiental. Plataformas multimedia, redes sociales y blogs como este permiten que los reporteros difundan sus hallazgos sin depender totalmente de los grandes medios. Iniciativas como Young Reporters for the Environment (YRE) en la isla promueven a los jóvenes aprendan técnicas de investigación, fotografía y video para comunicar problemas ambientales desde sus comunidades (Organización Pro Ambiente Sustentable [OPAS], 2021). Este enfoque educativo demuestra cómo la tecnología puede ayudar a nuevas generaciones de comunicadores comprometidos con la sostenibilidad.

De igual forma, redes colaborativas como Red PUMA que agrupa a más de 90 periodistas en América Latina han demostrado que trabajar en conjunto amplifica el impacto de las historias ambientales. Su objetivo es fortalecer la seguridad, la capacitación y la difusión de investigaciones que trasciendan fronteras (Mongabay Latam, 2025). Este modelo de cooperación redefine la noción de “campo”: ya no se limita al terreno físico, sino que incluye un espacio digital donde las voces locales se entrelazan para narrar una crisis común.

El principal reto del periodismo ambiental en la era digital es trabajar con la inmediatez tecnológica y con lo laborioso que puede ser el trabajo de campo. La conectividad ofrece acceso a datos, mejor engagement y testimonios en tiempo real, pero también fomenta la saturación informativa, menos credibilidad y la pérdida de profundidad. Los periodistas deben combinar herramientas digitales con presencia física y credibilidad, mientras mantienen la sensibilidad y la empatía hacia las comunidades afectadas. A pesar de los obstáculos, la colaboración en red, el uso ético de la tecnología y la formación de nuevos comunicadores ambientales abren un horizonte esperanzador. El periodismo ambiental de campo no desaparece: evoluciona. Se adapta a los nuevos formatos, amplifica su alcance y fortalece su compromiso con la verdad, la justicia de nuestra isla y planeta.